Taxi
Escribo estas líneas convencido de mi indignación, pero también, tengo que decir, lleno de espíritu 'loser' y cierto arrepentimiento.
Pero qué cojones, yo soy un tipo pacífico por naturaleza que siempre intenta seguir una regla fundamental en esta vida llena de obstáculos y niebla: "nunca discutas con extraños". Esto yo lo tengo clarísimo. O eso pensaba.
El caso es que después de un concierto memorable de Clem Snide y de unas copas a gusto con amigos, me encuentro acompañando a una amiga a coger un taxi en la plaza de Gregorio Marañón.
Son las 5 de la mañana. Llueve.
Después de un largo rato, se acerca un taxi y se empieza a bajar gente. Falsa alarma: alguien sigue camino dentro del taxi. Mientras pasa esto, una niñata de veintiuno vestida de manera absurda ha venido corriendo desde nuestra derecha y ha intentado coger el taxi. Y cuando el taxi se ha ido, ella se ha quedado ahí, de pie, como mirando para otro lado, a nuestra IZQUIERDA. Es decir, como que se ha puesto DELANTE.
Y yo la miro unos segundos larguísimos, y ella como que mira para otro lado. Y como llevo dos copas de más pues me lanzo y tenemos este diálogo 'desagradabilísimo':
- Llevamos aquí esperando un buen rato.
(digo)
- Y qué.
- ¿Te vas a quedar ahí?
- Me quedo donde me da la gana.
(mi amiga me mira como diciendo "no sigas", pero yo sigo porque llevo dos copas de más)
- ¿Y si viene un taxi piensas cogerlo antes que nosotros?
- ¿Es que la calle es tuya?
- No, no. Mía no. ¿Pero piensas quedarte ahí?
- Me quedo donde me da la gana.
(entonces me fijo con detalle en ella: es muy guapa, lo que no impide que la odie con la misma fuerza; lleva botas de india, como abrigadas, y minifalda con flecos).
- En serio, llevamos aquí un buen rato y si viene un taxi...
- La calle no es tuya, y me pongo donde me da la gana.
- No me jodas, vuelve al puto poblado indio ya.
(error mío, lo sé, lo reconozco, me arrepiento, ni siquiera tenía gracia, el alcohol hablaba por mí).
Pero entonces ella duda y vuelve por donde había venido. A los pocos metros se gira ofendida:
- Y tú cambiate de jersey.
(¡mi jersey favorito!)
- Y tú de botas. Y de tribu.
Y ella se aleja hacia un chico que parece su novio y que podría partirme la cara pero que no lo hace y me alegro por ello.
El caso es que el siguiente taxi fue para mi amiga. Y quiero pedir perdón a las niñatas de veintiuno que se visten de indias y quiero también decir que mi jersey era chulo de cojones.
Pero qué cojones, yo soy un tipo pacífico por naturaleza que siempre intenta seguir una regla fundamental en esta vida llena de obstáculos y niebla: "nunca discutas con extraños". Esto yo lo tengo clarísimo. O eso pensaba.
El caso es que después de un concierto memorable de Clem Snide y de unas copas a gusto con amigos, me encuentro acompañando a una amiga a coger un taxi en la plaza de Gregorio Marañón.
Son las 5 de la mañana. Llueve.
Después de un largo rato, se acerca un taxi y se empieza a bajar gente. Falsa alarma: alguien sigue camino dentro del taxi. Mientras pasa esto, una niñata de veintiuno vestida de manera absurda ha venido corriendo desde nuestra derecha y ha intentado coger el taxi. Y cuando el taxi se ha ido, ella se ha quedado ahí, de pie, como mirando para otro lado, a nuestra IZQUIERDA. Es decir, como que se ha puesto DELANTE.
Y yo la miro unos segundos larguísimos, y ella como que mira para otro lado. Y como llevo dos copas de más pues me lanzo y tenemos este diálogo 'desagradabilísimo':
- Llevamos aquí esperando un buen rato.
(digo)
- Y qué.
- ¿Te vas a quedar ahí?
- Me quedo donde me da la gana.
(mi amiga me mira como diciendo "no sigas", pero yo sigo porque llevo dos copas de más)
- ¿Y si viene un taxi piensas cogerlo antes que nosotros?
- ¿Es que la calle es tuya?
- No, no. Mía no. ¿Pero piensas quedarte ahí?
- Me quedo donde me da la gana.
(entonces me fijo con detalle en ella: es muy guapa, lo que no impide que la odie con la misma fuerza; lleva botas de india, como abrigadas, y minifalda con flecos).
- En serio, llevamos aquí un buen rato y si viene un taxi...
- La calle no es tuya, y me pongo donde me da la gana.
- No me jodas, vuelve al puto poblado indio ya.
(error mío, lo sé, lo reconozco, me arrepiento, ni siquiera tenía gracia, el alcohol hablaba por mí).
Pero entonces ella duda y vuelve por donde había venido. A los pocos metros se gira ofendida:
- Y tú cambiate de jersey.
(¡mi jersey favorito!)
- Y tú de botas. Y de tribu.
Y ella se aleja hacia un chico que parece su novio y que podría partirme la cara pero que no lo hace y me alegro por ello.
El caso es que el siguiente taxi fue para mi amiga. Y quiero pedir perdón a las niñatas de veintiuno que se visten de indias y quiero también decir que mi jersey era chulo de cojones.
10 comentarios
piter -
tu sobrina estaría orgullosa de ti.
farcman -
Espero que vayas perdiendo el miedo a encontrarte con la tribu india...
davismiles -
mike -
nomeacuerdo -
Luk -
Javi, no te arrepientas. Yo creo q te volverás a cruzar con la india y ese día igual cogeis el mismo taxi.
Las grandes urbes son unas putas junglas!
rubens -
A mi hermano y a mí un taxista nos bajó porque decía que subía en el taxi a quién le salía de los cojones, y como había unas chicas que iban a Parla en vez de a Moratalaz, pues nos ganaron.
A mí el 80% de los taxistas me caen mal.
Javi, haz un post defendiendo tu jersey, porque en ese asunto me posiciono con la india.
lorena -
me acuerdo y me da la risa.
ponte a contracorriente en una de esas, charly, que igual llegas sin querer hasta algeciras.
charly -
En cualquier caso, soy gran defensor de la táctica "contracorriente", o sea, si estás en Colón y tienes que ir en taxi a Plaza de Castilla, yo caminaría hacia Cibeles para coger algún taxi que suba porque si no, vas viendo que la gente los pilla y a ver a quién reclamas.
Javi, lo de "vuelve al puto poblado indio ya" es súper-mítico.
lorena -
en serio, creo que para coger un taxi el martes muchos sacamos lo peor de nosotros mismos. o lo mejor, el instinto de supervivencia.
aún así, algunos nos tuvimos que resignar volviendo a casa para ser centrifugados.
muy triste, muy L. a lo mejor la india fue uno de los calados...