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la vida es amagar

Jening

Jening

El tuning es una jena. Pocas veces uno se siente tan seguro al afirmar algo. El tuning es una jena.

Sé que no le piso la manguera al bombero Sr. Miles ya que él, normalmente, escribe sobre jenas un pelín menos obvias. Y las obviedades (a veces; no siempre) no tienen interés. Pero es que últimamente parece que nos quieren vender la moto (tuneada, sí).

No sé muy bien cuáles son las razones. Probablemente sea una mezcla de la media de la capacidad periodística, de la media de la sensibilidad estética de la gente y de la aparición de ciertos eventos relacionados (tipo la última y megaexcitante película del aspirante a "es resines", el Sr. Imanol Arias). Por todo esto, o por otras razones que no alcanzo a comprender (y cuando pensaba que el tema hasta ahora había sido una mala moda pasajera provocada por cierta resaca estética mezcla de lo peor de los 80 y los 90), en el último mes he visto en televisión y prensa unas ocho o diez noticias relacionadas con el tuning, el tuneo, o como hostias lo quieran llamar.

Pero lo peor de todo, lo que más molesta, es el tonito con el que se trata el tema: como algo simpático, como una afición molona, como que son apasionados del motor que se gastan mucho dinero y hacen (esto lo he escuchado tal cual) "auténticas obras de arte con sus coches".

Bueno, ya. Su puta madre. El tuning es una jena. Algo humillante (para el coche). No hay que tener mucha sensibilidad para darse cuenta. Sólo hace falta ver uno de estos autos a un kilómetro de distancia para percibir el altísimo nivel de horterez. Luego, si te acercas, entre arcadas, puedes presenciar cosas como lo que vi el otro día en un programa de TV: un tipo, casi tan hortera como su coche, que lo había tuneado como si fuera un casino. A saber: en el volante había unas cartas de póker cromadas, en la guantera una tragaperras, el cambio de marchas eran unos dados, la parte de atrás (no había asientos; una opción supercómoda) tenía una gran ruleta... Evidentemente, creo que cada uno puede hacer lo que le de la gana con su dinero y su tiempo. Pero qué quieren, a mí me encantaría jugar a la ruleta con el dueño del coche. A la ruleta rusa.

Sólo quiero avisar, por si a algún despistado se la cuelan (es imposible, creo) y empieza a sentir algún tipo de simpatía por el tuning, los tuneos, los tuneadores o las primas de los tuneadores (que también son una jena).

7 comentarios

minuscula -

el taxista de mujeres al borde...

Rock! -

Yo lo q realmente no soporto es a los tuneros q llevan las ventanillas bajadas y la música a todo volumen. TERRIBLE!
Lo del tunning, aunq no me gastaría un duro en el asunto, me parece q tiene su atractivo. Recuerdo haberme detenido en una concentración q pillé hace no mucho en Galicia.

charly -

a mí me mola cuándo dicen lo que se han gastado, en mí se produce una fnacización de la cifra y me da muchísimo menos apuro cualquier compra que haga.

davismiles -

Efectivamente, es un pisamiento de manguera galáctico. Pero cuando algo está tan bien hecho, a uno no le queda más que quitarse el sombrero y saludar este gratísimo post. Ahora, que no se vuelva a repetir. Que lleva usted 2 seguidos.

rubens -

Yo estoy tuneando mi bici.

maria -

a menudo dices...coño esto es
tal cual yo lo diria...
pues eso javi,hoy matricula !
xq se llamará así x cierto !

lo q dices,como lo dices...
lo q me rio...matricula!

mike -

Pocas veces he podido estar más de acuerdo con algo.
La gente tiene derecho a ser hortera, pero el tratamiento de la prensa a esta fauna es muy triste. A ver si resulta que Polanco tiene una fabrica de tapacubos...